lunes, 24 de marzo de 2014

VALOR DE LA CONSTANCIA



Alguna vez te has preguntado ¿Cuál es el VALOR que acompañó y  acompaña a tantos personajes que han marcado la diferencia a lo largo de la historia con sus inventos. Thomas Alva Edinson y la luz eléctrica, Albert Graham Bell y el teléfono, Richard Trevithick y la locomotora, y a otros tantos inventores de la antigüedad y de la época? La respuesta es nada más y nada menos que el VALOR de la CONSTANCIA.  No creas que al primer intento su invento logró el éxito esperado, por el contrario soportaron gran cantidad de intentos fallidos, errores, desilusiones, críticas, burlas, etc...hasta alcanzar a la perfección el proyecto que tenían en mente.  De allí, que el valor de la CONSTANCIA, sea una gran virtud practicada por aquellos que hacen todo lo posible por lograr sus metas, sin importar las dificultades internas o externas. La CONSTANCIA se traduce como la Fuerza de Voluntad que hay en el ser humano para no desistir ante las dificultades y obstáculos que se presentan en el desarrollo de sus objetivos.


Si tienes un proyecto en mente, anímate a subir el primer escalón con decisión o determinación, pero sé consciente que para subir al otro escalón requerirás de esfuerzo y fe en ti, al siguiente perseverancia y apoyo, al otro disciplina y humildad, al otro tenacidad y voluntad, y para llegar a donde quieres necesitarás una gran dosis de CONSTANCIA, de lo contrario tú proyecto quedará a mitad de camino, a medias e inconcluso. En esa búsqueda encontrarás muchos ladrones de sueños, están por todos lados, en tu familia, tus amigos, tu pareja o incluso en ti mismo, por eso debes prepararte para combatir con todos ellos, para que tu sueño se materialice.


 En una persona de éxito hay dos tipos de escenas; unas que se graban frente a las cámaras, son las que podemos percibir y con las que tenemos contacto visual; pero tras bambalinas están las escenas que están ocultas al público, son las que se ignoran y ellas tienen un alto contenido de sacrificio, perseverancia, disciplina, firmeza, largas jornadas de trabajo y toda una serie de factores que la llevaron a convertirse en una persona exitosa. Por eso, detrás de cada éxito logrado por una persona, hay una CONSTANCIA absoluta en querer conseguir lo que se propone.

 

 La persona CONSTANTE adquiere hábitos de trabajo o de estudio, que le ayudan a no desperdiciar el tiempo, a no desanimarse, a no dejarse contagiar por el negativismo de otros, a ser respetuosos, decididos y capaces de lograr lo que otros piensan que es imposible. Si observas a tu alrededor, cada persona tiene un TALENTO en particular, pero requiere CONSTANCIA para redescubrirlo, practicarlo, pulirlo y sacarle el máximo provecho para su beneficio y el de los demás.
 
Sin embargo, el mundo moderno incita a jóvenes y a adultos a tomar el camino fácil, el del menor esfuerzo; dejando a este preciado valor de la CONSTANCIA en el olvido. Hay estudiantes que se han dejado contaminar por el virus de la pereza, la mediocridad, el conformismo y recurren a la copia, al fraude para obtener buenas calificaciones, realizan sus deberes por salir del paso, por cumplir, más no por el deseo sincero de aprender para su vida. Adultos que prefieren el camino de la doble moral con el ánimo de conseguir lo que desean. Roban, estafan, sobornan, asesinan, sin importar las consecuencias de sus actos, para consigo mismo y para con los demás.
 
Es necesario retomar en las familias el valor de la CONSTANCIA para formar niños y jóvenes con carácter, capaces de establecer metas, de asumir retos y de abordar proyectos que otros se niegan a realizar. Un joven formado en la CONSTANCIA difícilmente caerá en flagelos negativos, porque tienen esta herramienta para luchar por sus ideales, para sortear las dificultades y para saborear con mesura las delicias del triunfo.
 
"La CONSTANCIA implica resolución y firmeza"

"El arte de vencer se aprende en las derrotas" Simón Bolívar

"Nadie sabe de lo que es capaz hasta que lo intenta" Publio Siro

 

martes, 18 de marzo de 2014

VALOR DE LA MODERACIÓN

Las personas moderadas buscan constantemente el equilibrio perfecto en sus vidas, es decir, no anhelan caer ni en la escasez ni en la sobreabundancia. Equilibrar la balanza de los deseos, no es tarea fácil, porque son muchas las cosas que se "quieren", pero muchas de ellas no son necesarias realmente para vivir. El adagio popular dice: "Ni mucho que queme al santo, ni poco que no lo alumbre", en otras palabras hace referencia a que los extremos son malos, por esta razón, es indispensable encontrar el punto medio para afrontar la vida con sabiduría.

Quienes aplican a diario este valor, descubren que una vida con excesos casi siempre trae resultados negativos, mientras que una vida moderada trae paz, tranquilidad, salud y armonía.


Los padres de familia, están llamados a practicar y enseñar a sus hijos este valioso valor, ya que es en el seno del hogar donde se aprende. Los padres que satisfacen a sus hijos en todo cuanto piden, indirectamente están afectando su personalidad, su salud física, su salud emocional y su capacidad de crear límites en su vida. El niño o el joven que desconoce "hasta dónde puede llegar", se verá fácilmente envuelto en situaciones adversas o problemas que perjudican su bienestar y el de toda la familia.


Para cultivar este preciado valor, se requiere una sana auto-disciplina y una gran dosis de fuerza de voluntad, para no dar rienda suelta al placer, sino dominar el instinto que lleva a sobrepasar los límites, ya sea en el comer, el beber, el jugar, el descansar, el dormir, etc... La moderación es un verdadero tesoro, que enriquece la vida de quienes logran el equilibrio perfecto en sus vidas.


"Por falta de moderación muchos mueren, pero el que se domina tiene larga vida" 
Eclesiástico 37,31

"Hijo mío, muestra en el comer que eres dueño de ti mismo, y evita las cosas que te hagan daño" 
Eclesiástico 37,27

"Poderoso es el que controla a los demás, sabio es el que se controla así mismo" 
Lao Tsé

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lunes, 17 de marzo de 2014

VALOR DE LA CONFIANZA

Confianza es la capacidad de creer en ti mismo y creer en los demás. Lamentablemente, la Confianza es uno de los valores que más se vulneran en la actualidad, al punto de vivir en un mundo donde no se confía en el otro, donde es necesario llenar una serie de requisitos y papeles, para creer en lo que los demás dan por cierto. Pareciera que en todos los ámbitos de la vida, este preciado valor se ha ido esfumando progresivamente. 
El virus de la desconfianza se propaga a niveles exorbitantes, llevando a que las personas vivan temerosas del mundo que las rodea, a que no confíen en sí mismas, ni en sus habilidades y talentos; considerando que las oportunidades son para los demás y no para ellas; desaprovechando su potencial, simplemente porque no creen en sus capacidades y porque sub-valoran su conocimiento.
En el ámbito espiritual, el ser humano no cree en Dios, ha perdido la Confianza en Él. La soberbia del hombre le hace pensar que él puede solo, que no necesita de su misericordia y le da la espalda. Ante las dificultades de la vida, duda del poder y el amor de su Creador, recurre a todos menos a Él. La Confianza del hombre para con su Hacedor es casi nula.  

En la relación de pareja, la Confianza debe prevalecer, ya que es el cimiento que cada día la fortalece; sin embargo, un gesto, una mentira o una actitud sospechosa, bastan para perder totalmente la Confianza en el otro, destruyendo la vida de pareja.

Las empresas desarrollan programas y estrategias que permitan crear ambientes de Confianza con el consumidor, con el usuario o con los proveedores; pero muchas veces estos mecanismos fallan, porque las empresas no cumplen con lo pactado, dejan a la deriva a sus clientes, ignoran los servicios post-venta y en fin, las relaciones empresariales se deterioran porque la Confianza se quebranta.
Las familias también se han visto afectadas por el flagelo de la desconfianza, padres que no creen en sus hijos e hijos que no creen en sus padres, por la falta de coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. 
Los amigos tampoco se salvan, muchos en su afán de presumir frente a otros, se dejan tentar y delatan las intimidades que su amigo o amiga le ha confiado, dañando para siempre las relaciones de amistad.
Es necesario rescatar el valor de la Confianza en todos los ámbitos de la vida, creando entornos de sinceridad y honestidad, no siempre se estará de acuerdo en todo con los demás, pero las diferencias de opinión enriquecen las relaciones, siempre y cuando se fundamenten en el respeto. La Confianza es un valor recíproco, permite que con tus actitudes los demás confíen en ti y tú también aprende a confiar en los demás.

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lunes, 10 de marzo de 2014

VALOR DE LA BONDAD


Al despertar cada mañana, abres tus ojos y ¿cuál es tu primer pensamiento o sentimiento?
Es necesario alimentar la vida de pensamientos y sentimientos positivos, si inicias el día bendiciendo a Dios y agradeciendo por todo cuanto tienes, muy seguramente tu espíritu entrara en sintonía con el valor de la bondad.
Todo aquello que dejas anidar en tu corazón, sean sentimientos negativos o positivos, se reflejarán en tus relaciones interpersonales. Por eso, como buen jardinero de tu vida, debes a menudo podar la maleza que se ha adherido a tu corazón, corta de raíz lo que te impide crecer como persona, nadie más que tú sabes cuál es esa actitud o sentimiento que has ido dejando robustecer, pero que desafortunadamente causa dolor, tristeza y desilusión en los seres que te aman.
 
 

Así como dedicas tiempo a la belleza y presentación exterior, preocúpate también de tu belleza interior, que aunque es invisible a los ojos físicos, se hace visible enormemente en tus comportamientos. La manera como tratas a los demás, las palabras que usas, tu capacidad de servicio  y tu lenguaje corporal indican qué sentimientos albergan en el fondo de tu corazón. “De lo que abunda en el corazón habla la boca”.

 

No puedes pretender tener actitudes bondadosas, si guardas rencor y resentimiento, si a todo momento maldices y reniegas de la vida, si hablas mal de los demás, si empleas un vocabulario inapropiado, si no te interesa ayudar, si eres mezquino y solo piensas en ti.  "En la medida que das, recibes".

 

Precisamente el valor de la bondad, nos invita a estar dispuestos a hacer el bien. Piensa por un momento ¿cuántas veces al día tienes la oportunidad de hacer el bien? La respuesta sería “infinidad de veces”, pero muy pocas se aprovechan. A veces, porque vas retardado para el trabajo, estás cansado, no es tú problema, que le ayude otro, no tengo dinero, no tengo tiempo, no lo conozco y mil excusas más.

 

A su vez, hay situaciones que te reprimen de obrar el bien, algunas pueden ser “el qué dirán”, el miedo al ridículo, el respeto humano y muchas otras. Algunos piensan que ser bueno, es ser sumiso, ingenuo, blando o sin carácter; por el contrario, las personas bondadosas gozan de una gran personalidad, son justas en sus acciones, son capaces de compartir,  tienen una alta dosis de energía y optimismo; que reflejan en su cálida sonrisa, un rostro amable, un abrazo sincero, un saludo afectuoso o alguna manifestación de cariño y de respeto.

 

De igual forma, tú puedes enseñar a otros a ser buenos, ayudándoles a sanar las heridas de su corazón, enseñándoles a ver la vida con ojos nuevos, enseñándoles a perdonar o enseñándoles a ser felices con lo que tienen.  Tú también puedes sembrar en el otro la semilla de la bondad.

 

 

“LOS QUE ENSEÑAN A OTROS A SER BUENOS, BRILLARÁN COMO ESTRELLAS POR TODA LA ETERNIDAD”

 

 

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